Limbo

 

Música: Antonio Fernández Ros


Poema y voz: Carla Faesler


Todos se detuvieron.
No llevaban la sombra colgándoles del cuerpo
y no me decían nada.
Yo les hacía hablar como a espejos de carne.
Algunos me imitaban o contaban mi historia.
A todos conocía,
a unos desde siempre,
a otros no los había visto nunca.
En uno distinguí el color de mis ojos y mi pelo,
en otra la sonrisa de mi rostro, mis mejillas y dientes.
Alguien en un momento,
repitió lo que escribo,
leyó mis pensamientos en voz alta.
Después, todos rieron.