Momentos

For amplified viola. 2016.

Momentos. Le Laboratoire Gallery. Mexico City 2017.

Momentos (moments) is a composition for amplified viola dedicated to Alexander Bruck. It consists in six movements or short pieces, separated interludes, that can be disposed in any order chosen by the interpreter. Not all the moments have to be always played. Each one of these moments are processes, trajectories, different ways of playing the viola searching for non traditional conditions where new sounds can arise. Each moment searches instability, but in that quest, the execution finally ends up finding distention, quietness. The work is non linear due to the modularity of the fragments, but also within the micro cosmos of each one of the moments found in experimentation, starting from the imagination of the interpreter to whom the work was dedicated, as well as in the different ways the composer tried to find the trajectories by playing the instrument without knowing how to. The executions of the viola player as well as the ones performed by the composer were transcribed resulting in these six determinate moments, but which could grow and become more numerous. The result, or al least the interpretation here recorded, make me think about complexity and simplicity, about a constant breathing and expiration that have no determinate beginning or end.

 

 

 

Momentos es una composición para viola amplificada dedicada a Alexander Bruck. Consiste en seis movimientos o pequeñas piezas, interludios separados que pueden ser dispuestos en el orden que al intérprete le plazca. No todos los momentos tienen que ser siempre tocados. Cada uno de estos momentos son procesos, trayectorias, distintas maneras de tocar la viola buscando condiciones no tradicionales dentro de las cuáles puedan aparecer sonidos nuevos. Cada momento busca la inestabilidad, pero en esa búsqueda la ejecución finalmente termina encontrando la distención, la quietud. La obra es no lineal debido a la modularidad de los fragmentos, pero también dentro del micro cosmos de cada uno de los momentos encontrados en la experimentación, partiendo tanto de la inventiva del intérprete al que se le dedicó la obra, como a las maneras en que el compositor intentó por si mismo encontrar esas trayectorias ejecutando el instrumento sin saber tocarlo. Tanto las ejecuciones del violista como las del compositor fueron luego transcritas resultando en esos seis momentos determinados, pero que podrían crecer y ser más numerosos. El resultado, o por lo menos la interpretación aquí grabada, me hace pensar en la complejidad y en la simplicidad, en una especie de respiración y expiración constantes que no tienen un principio o un final determinados.